martes, 4 de octubre de 2011

Técnica



VOLAR EN ALA DELTA


El ala delta es un planeador que se maneja por desplazamiento de peso del piloto, el cual está colgado del centro de gravedad del mismo.
Para que el ala vuele es necesario tener una velocidad con respecto al aire, lo que hace que se cree una “fuerza de sustentación” al chocar dicho aire con el perfil del ala. Pero por desgracia, el propio peso hace que descendamos, por lo que para que esto no ocurra deberemos buscar ascendencias, bien en vientos que chocan con un relieve (vuelo de ladera), o en aire caliente que
asciende (vuelo en térmicas).
Para poder dirigir nuestro ala delta, deberemos desplazar nuestro cuerpo con la ayuda de la barra de control:

-Si nos desplazamos hacia adelante (picamos), el ala aumenta su velocidad, disminuye el ángulo de ataque, y aumenta la velocidad de caída.

-Si nos desplazamos hacia atrás (empujamos), aumentamos el ángulo de ataque y disminuimos la velocidad. Si nos pasamos empujando y perdemos velocidad por debajo de cierto valor, el ala pierde sustentación, y entra en pérdida, tendiendo a caer hacia un lado o hacia adelante, para volver a recuperarse una vez alcance la velocidad mínima de vuelo.

-Si nos desplazamos hacia un lado, el ala tiende a girar hacia ese lado, siendo necesario tener velocidad para que responda. Para cualquier maniobra que queramos realizar, cuanta más velocidad tengamos, mayor rapidez de respuesta obtendremos de nuestra ala.

Por lo tanto principio fundamental del vuelo VELOCIDAD = SEGURIDAD

DESPEGUE DE UN ALA DELTA



El despegue, junto con el aterrizaje, es uno de los momentos más críticos del vuelo. Debemos por lo tanto poner nuestra atención en todos los detalles para no tener ningún contratiempo. Una parte importante, es el correcto montaje de nuestra Ala y la comprobación de la misma, así como de nuestro cuelgue, hay accidentes producidos porque el piloto se olvidó de colgarse de su Ala. Posteriormente, al levantar el Ala, debemos orientarla al viento, buscando el ángulo de ataque adecuado que nos
permita controlarla. Con viento, ésta operación es más sencilla que sin él, pues éste nos hace sentir la fuerza del Ala, y nos permite corregirla y mantener el control de la misma hasta que tenemos suficiente velocidad para el despegue.

Debemos mantener un punto de referencia en el horizonte, y tratar de hacer las correcciones oportunas para seguir esa trayectoria sin preocuparnos de hacerlo con nuestras piernas, sino con la corrección de nuestro cuerpo. No viene mal practicar en la campa de escuela para lograr la velocidad y ángulo de ataque adecuados, sobre todo para los días sin viento, que son en los que el Ala nos transmite menos sensaciones hasta que estamos volando. Por lo tanto, la mejor referencia para encontrar el correcto ángulo de ataque de nuestra Ala para despegar, así como la velocidad de respuesta de la misma, la podemos encontrar corriendo con ella en la
campa.

Dependiendo de la pendiente de cada despegue, ajustaremos nuestro ángulo de ataque para tener nuestra Ala siempre bajo control. Una vez tengamos esto controlado, debemos aprender a correr. Nuestra carrera debe comenzar despacio, con pasos largos y decididos, acelerándolos a medida que el Ala coge velocidad, lo que nos permitirá un buen control, y cuando ésta velocidad sea suficiente y notemos que tira de nosotros, aflojamos un poco la barra de control, y YA ESTAMOS EN EL AIRE.

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